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José María Mateos: Esos trastos con lomo

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¿Saben que siempre que hay un artículo con este titular es porque se me han acumulado unos cuantos libros por comentar? ¿Saben que siempre prometo que no volverá a ocurrir? ¿Saben qué? Y una mierda pa mí: volverá a pasar, ténganlo por seguro. Y ahora, sin más dilación:

Flim-Flam! Psychics, ESP, Unicorns and other Delusions (James Randi)

Me había hecho a la idea de conseguir leerme este libro en la vida cuando me dio por acudir al mercadillo de viejo de Amazon.co.uk. Allí me pude hacer con un ejemplar nuevo por un puñado razonable de libras y, una vez leído, barato me parece.

En este libro, Randi comenta varias de sus correrías tras diversos charlatanes de toda condición y pelaje, dedicándole un capítulo con especial cariño a Uri Geller. Cualquiera que quiera tener una perspectiva bien completa de muchos de los trucos utilizados por estos embaucadores de lo para-anormal debería pegarle un repaso a sus páginas.

Aunque está escrito en 1982, ha envejecido de maravilla: cualquier pensaría que varios de los casos que relata tuvieron lugar ayer en cualquier lugar de occidente. Eso dice bien poco a nuestro favor.

Las abducciones, ¡vaya timo! (Luis R. González)

Cuando Javier Armentia vino a madrid para la conferencia que dio en la Feria de la Ciencia, fue secuestrado, sin oponer ni una pizca de resistencia, por El Teleoperador y un servidor. En rescate tengo entre mis manos un ejemplar de la colección ¡Vaya Timo!, concretamente el que se refiere a viajes espaciales de ida y vuelta a cargo de naves tripuladas por alienígenas curiosos.

El texto es un recorrido delirante por todo el folclore que rodea al mundo de las abducciones, cómo los primeros testimonios iban alimentando testimonios posteriores y cómo los ufólogos crédulos iban intentando darle una finísima pátina de respetabilidad a todo el asunto, para empezar. Si alguien tiene curiosidad por saber los entresijos de los casos más famosos y, sobre todo, si fue primero el hombrecillo verde o el hombrecillo gris, aquí tiene muchas respuestas terrestres. Y bien está, porque el panorama de libros escépticos en castellano es un erial reseco (cada vez menos, afortunadamente): por cada libro como éste que señala que es raro que, después de un viaje interestelar atravesando años luz de peligro, los alienígenas vayan justamente a fichar al tarado del pueblo, hay cien que aseguran que por una módica contribución reservarán sitio en el próximo cohete a Raticulín.

Time out of joint (Philip K. Dick)

Ragle Gumm no tiene un trabajo, pero es capaz de ganarse la vida honradamente. Día tras día, incansablemente, es el ganador en un concurso de un diario de tirada nacional. ¡Sólo tiene que acertar dónde aparecerá el próximo hombrecillo verde! Pero tanta suerte no puede ser normal: ¿y si el mundo de Ragle no fuese real, sino sólo una ilusión para tenerle atrapado rellenando entrada tras entrada?

Ésta es otra de las novelas de Dick en las que un universo, aparentemente real, se comienza a desvelar como una alucinación colectiva, tanto basándose en las propias elucubraciones de los personajes como en irrupciones de la realidad dentro del mundo de fantasía en el que viven los personajes originalmente. Los que tengan ciertos reparos en leer novelas en las que el final queda poco definido, que no se preocupen demasiado: en ésta la conclusión queda clara. Parece.

Leer libros de este hombre sólo tiene una pega: que, con el tiempo, ya no quedarán títulos nuevos que disfrutar.

El Invencible (Stanislav Lem)

¡Ciencia ficción de la de toda la vida! ¡Naves espaciales! ¡Robots! ¡Razas extraterrestres incompatibles con la vida humana (que dirían los del SAMUR)! ¡Exploración galáctica! ¡Explosiones!

Esto es el señor Lem pero sin el cachondeo de otras obras (Ciberíada, Congreso de futurología y los Diarios de las estrellas me vienen ahora mismo a la mente; obras que, dentro de su seriedad de fondo en muchos casos, eran tremendamente divertidas de leer): una misión de rescate aterriza en Regis III con la misión de encontrar otra nave que aterrizó anteriormente en el mismo planeta y con la cuál se perdió contacto. En realidad, toda la space opera montada alrededor del tinglado no es más que una excusa para tratar un asunto peliagudo: ¿a qué tiene derecho el ser humano al encontrarse con una civilización alienígena? ¿Y cómo sabría que es una civilización si no hace más que merendarse a los diplomáticos?

La Puta de Babilonia (Fernando Vallejo)

La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó Constantinopla y bañó de sangre a Jesusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Sagarelli en Parma. a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma;

No se vayan todavía, aún hay más:

la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de herencias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristoloco el rabioso y a Pedropiedra el estulto; la que promete el reino soso de los cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma; la que reprime a las demás religiones donde manda y exige libertad de culto donde no manda; la que nunca ha querido a los animales ni les ha tenido compasión; la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la calumniadora, la repimida, la represora, la mirona, la fisgona, la contumaz, la relapsa, la corrupta, la hipócrita, la parásita, la zángana; la antisemita, la esclavista, la homofóbica, la misógina;

Cojan resuello (menos mal que Escolar senior ya transcribió todo lo que estoy pegando):

la carnívora, la carnicera, la limosnera, la tartufa, la mentirosa, la insidiosa, la traidora, la despojadora, la ladrona, la manipuladora, la depredadora, la opresora; la pérfida, la falaz, la rapaz, la felona; la aberrante, la inconsecuente, la incoherente, la absurda; la cretina, la estulta, la imbécil, la estúpida; la travestida, la mamarracha, la maricona; la autocrática, la despótica, la tiránica; la católica, la apostólica, la romana; la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei; la concubina de Constantino, de Justiniano, de Carlomagno; la solapadora de Mussolini y de Hitler; la ramera de las rameras, la meretriz de las meretrices, la puta de Babilonia, la impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar”.

Cuando comencé a leerme el libro pensé que había muchos insultos en la primera página. Luego los fui repasando con tranquilidad y resultó que no, que sólo eran epítetos.

El libro entretiene, que para ser un recopilatorio de grandes éxitos históricos de papas y demás gente de mal vivir, ya es. Que el autor vaya en muchas ocasiones con los dientes por delante, con mucha rabia, y metiendo cuñas sobre la defensa de los animales puede llegar a hartar en ocasiones. Pero la curiosidad por saber a quién más le rajaron y le sacaron las tripas una a una por sugerir que las plumas del espíritu santo eran de tal o cuál color hace que se lea prácticamente solo.


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